LA LUCHA CONTINUA:¡VIVA EL 1º DE MAYO!

«No existe ninguna razón para preparar la felicidad del día de mañana al precio de la injusticia, la opresión o la miseria hoy» (JEAN-PAUL SARTRE, mayo de 1968).

 Se cumple ahora el 40º Aniversario de Mayo del 68, ya saben, la imaginación al poder y las barricadas en el Barrio Latino de París y, aunque hayan transcurrido cuarenta años, son muchas las conmemoraciones que de aquel acontecimiento histórico se siguen haciendo. Hay quienes, como el Presidente de la República Francesa – Sarkozy – tratan de convertirlo en el «demonio» a enterrar para así poder avanzar mejor en la contrarrevolución neoliberal y militarista que amenaza con acabar con todas las conquistas logradas desde entonces. Hay también quienes, habiendo participado en aquel movimiento, reniegan de él o simplemente lo reducen a una mera revuelta cultural para así justificar su adhesión inquebrantable al capital, caso concreto de Daniel Cohn-Bendit «Dani El Rojo», aquel niñato rubio que levantaba el puño cerrado para cantar la Internacional y hoy difunde consignas como «Olvidad el 68» desde su muy bien pagado escaño de diputado en el Parlamento Europeo mientras alimenta el capital con la publicación de libros ecológicos o apoyan el Tibet a la vez que hacen negocios al calor de la expansión económica china.

Pero, a pesar de lo que digan estos burgueses revolucionarios que, después de haber enterrado a Marcuse y a Sartre, liquidado el marxismo con el eurocomunismo y convertido al Che Guevara en una gorra o una camiseta han devenido en apóstoles de la globalización, Mayo del 68 fue, sobre todo, un desafío a los poderes instituídos: el gaullismo, el capitalismo, el stalinismo. Fue el momento más álgido de un año que en Vietnam, Washington, Berlín, Praga o México y otros muchos lugares conmocionó el mundo entero y volvió a poner de actualidad la necesidad y la posibilidad de la revolución. Abrió, además, una brecha a través de la cual movimientos como el feminista, el ecologista, el antimilitarista o la contra-cultura recrearon nuevos frentes de lucha que se unieron al ya viejo combate contra la explotación capitalista.

Tambiém aquí, en Asturias, en España, el movimiento estudiantil y los trabajadores que luchábamos contra la dictadura franquista – eran los tiempos del asociacionismo cultural (tapaderas encubiertas del Partido Comunista de España) que, como el CLUB AMIGOS DEL NALON, tuve el honor de dirigir, allá por los años 1967 y sucesivos – nos sentíamos totalmente identificados con los mensajes que llegaban del país vecino: «No es más que un comienzo, la lucha continúa», «No queremos ser los perros guardianes de la burguesía», «La barricada cierra la calle pero abre el camino»». Transformar el mundo, cambiar la vida, ése era el «espíritu del 68» que, pese a quien pese, hay que seguir reivindicando. Porque, dígase lo que se diga y vístase como se quiera vestir, la cruda realidad es que los gobiernos que se vienen sucediendo en las poltronas ministeriales  – PP y PSOE o PSOE y PP – no actúan sino como leales y fieles gestores del capitalismo internacional. Por ello, más que nunca, es necesario un nuevo Mayo del 68, con sus errores reconocidos y corregidos, y la celebración en todo el mundo del 1º DE MAYO debería servir para dar el pistoletazo de salida hacia ese mundo mejor, dónde los reportajes sobre las guerras sólo sirvan para ocupar las estanterías de las bibliotecas.

Los móviles del Mayo del 68 fueron los mismos que causaron las revueltas sociales de la época en los EE.UU.: la discriminación racial y social, el descontento estudiantil y, sobre todo, la voluntad de frenar al imperialismo en Vietnam. Para el viejo Sartre aquello era el comienzo de la «sociedad basada en la democracia plena, en la vinculación entre socialismo y libertad». En 1968 la rabia contra la guerra del Vietnam desencadenó protestas y levantamientos en todo el mundo, de París y Praga hasta México. Una tormenta barrió el mundo en 1968. Empezó en Vietnam, recorrió Asia y cruzó el mar y las montañas hacia Europa y más allá. Cada noche veíamos en televisión – mucho más oíamos en la radio – como los EE.UU. llevaban a cabo una guerra brutal contra un país pobre del sudeste asiático. El impacto creciente que causaba ver las bombas cayendo, las aldeas arder en llamas y todo un país arrasado con  Napalm y Agente Naranja hizó estallar una ola mundial de revueltas sin igual antes o desde entonces. Por cierto, ¿Qué hacen todavía nuestros soldados españoles en las guerras de Afganistán, Líbano o Kosovo?

Aquella chispa prendió fuego en todo el mundo, y en marzo de 1968 los estudiantes de la Universidad de Nanterre en Francia salieron a las calles dando luz al «Movimiento 22 de marzo», dirigido por Dani «El Rojo», para desafiar al león francés, Charles De Gaulle, el monárquico y distante presidente de la V República, quien, en un arranque pueril, luego describiría como chie-en-lit -«mierda en la cama» – los acontecimientos en Francia que estuvieron a punto de hacerle caer. A principios de mayo la revuelta ya se había convertido en un verdadero problema de orden público. Se cerró la Universidad de Nanterre y se ocupó la Sorbona. La posterior intervención policial desembocaría en una auténtica batalla campal en el Barrio Latino la noche del 11 al 12 que causó la muerte de un estudiante. Entonces los sindicatos franceses se incorporaron a la revuelta y convocaron una huelga general que paralizó toda Francia, de tal manera que lo que había comenzado como una simple protesta cada vez se parecía más a una revolución. Muy importante fue también la gran repercusión mediática que los sucesos tuvieron en todo el mundo, hasta el punto que una simple pintada en un callejón del Barrio Latino podía recorrer el mundo en pocas horas, convirtiéndose en una consigna para cualquier movimiento contestatario(PROHIBIDO PROHIBIR).

Pero, ni el moviemiento obrero, atraído por los estudiantes pero recelosos de su carácter pequeño-burgués, ni los estudiantes, con una espontaneidad y una falta de organización desastrosa, supieron convertir aquello en una revolución. Desgraciadamente, los hechos que se desarrollaron hacen muy dificil hablar de revolución. El día 27 de mayo, mediante la firma de los acuerdos de Grenelle, los sindicatos se vendían al Gobierno por un plato de lentejas, y el día 30 de mayo una multitudinaria manifestación recorría los Campos Elíseos en apoyo al Presidente De Gaulle quien, desde su atril, aprovechaba para convocar elecciones anticipadas para el mes de junio, las cuales ganaría por una mayoría aplastante. De esa manera, el Partido Comunista Francés pagaría cara su traición a los trabajadores y a los estudiantes en aquel histórico Mayo del 68.

Como ha quedado dicho al principio de este artículo, refiriéndome a Dani «El Rojo», los líderes del Mayo del 68 acabarían plenamente integrados en la sociedad que decían querer transformar. Si en 1968, este niñato burgués predicaba la revolución en las barricadas parisinas, hoy se dedica a pedir a las nuevas generaciones que se olviden del Mayo Francés -«aquel mundo contra el que yo luché hace cuarenta años ya no existe» – tratando de reparar los arañazos que le dio a las instituciones que lo alimentan, rodeado de una multitud de secretarias y asesores a los que tiene derecho como diputado y lider del ecologismo pacifista del Parlamento Europeo que, por cierto, durante la época de la agresión contra Yugoslavia, defendía disciplinadamente los bombardeos de la OTAN que arrasaron aquel país con una «intervención humanitaria» considerada imprescindible por sus patronos del imperialismo.

A «Dani El Rojo», sólo le ha faltado la fibra moral y social para vivir su vida, coherente con las ideas, al margen de los focos y las ventajas de los servidores del poder, como han hecho, a lo ancho del mundo, cientos de miles de actores, más o menos anónimos, que intervinieron en aquellos acontecimientos. Pero no ha sido el único que ha cometido el acto de constricción interesado. En Francia, han sido muchas las defecciones de liderazgo e intelectuales soixante-huitards, entre otros, Alain Finkielrant, Bernard-Henry Lévy y Stéphane Courtois, convertidos a las maravillas del elogio del capitalismo y el imperialismo. En Alemania no ha sido diferente del resto del mundo. En el Partido Verde, Dani «El Rojo» tuvo como acompañante especial a otro líder estudiantil del 68 berlinés, Joschka Fischer, que, para obtener y agarrarse al poder contra el que había luchado, se revolcó en la sangre europea, al participar, como ministro de Exteriores del Gobierno Alemán de Schröder (1998-2005), en la agresión de la OTAN, liderada por Bill Clinton, contra la población serbia. ¿Se acuerdan quien era el secretario general de la OTAN que apretó el botón de los bombardeos contra la población civil de la antigua Yugoslavia? Ni más ni menos que otro pacifista de pro como Javier Solana Madariaga que tanto presumía públicamente de haber participado en las manifestaciones anti-OTAN y contra la guerra del Vietnam. Al fin y al cabo no cumplía sino las ordenes de su «jefe» Felipe González, el actual mamporrero del hombre más rico del mundo, el judio mexicano de origen libanés, Carlos Slim Helú, que, en su dia, siendo Presidente del gobierno español ya había dejado sentado aquello de que «EL CAPITALISMO ES EL SISTEMA MENOS MALO DEL MUNDO».

ANTON SAAVEDRA

Mayo del 68

Acerca de ANTON SAAVEDRA RODRIGUEZ

Hola a todos, soy Antón Saavedra y vivo en la cuenca minera asturiana del Nalón. Nacido en Moreda de Aller, (Asturias) el 30 de mayo de 1948, desde la edad de cinco años vivo en la barriada minera de La Juécara (LANGREO). Allí, en la Academia Mercantil de La Felguera (Frailín) cursé mis estudios de bachillerato por libre, y a la edad de 20 años, después de haber sido despedido de Constructora Gijonesa, Duro Felguera y Montajes de Ciaño por motivos sindicales, empezé a trabajar en la minas de Hunosa (Pozo Fondón) con la categoría de ayudante barrenista hasta el año 1974 que pasé a desempeñar el cargo de Graduado Social en el Grupo Siero (Pumarabule y Mosquitera). Posteriormente me licencié en Relaciones Industriales por la Universidad de Alcalá de Henares, y actualmente curso estudios para la licenciatura de Ciencias Políticas. Afiliado a la UGT y al PSOE en los inicios de los años 70, fui secretario general de la Federación Estatal de Mineros de UGT (1976-1989), vicepresidente de la Internacional de Mineros (1978-1990), y miembro del Comité Ejecutivo Confederal de UGT (1976-1988).Desde 1986 hasta 1994 ocupé un lugar en la Mesa del Comité Consultivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) en representación de España. Durante este periodo participé como ponente en varios congresos y conferencias sindicales a nivel internacional, actuando en nombre de los trabajadores españoles ante la OIT, siendo autor del libro-informe publicado bajo el título “EL CARBON:UNA ALTERNATIVA A LA CRISIS ENERGETICA”, que fue asumido por unanimidad de los miembros de la CECA como ponencia base en el debate sobre la politica energética comunitaria en 1991. Entre los años 1991 y 1998 fui diputado del Partido de Acción Socialista (PSOE histórico) en el Parlamento Asturiano por las lista de IU, así como miembro de sus respectivos comités ejecutivos federales. Soy autor de “SECUESTRO DEL SOCIALISMO” y “EL HEREDERO DE SURESNES” de muy recientísima aparición.
Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s