
(Manuel PORTELA VALLADARES, Presidente del Consejo de Ministros, el 17 de febrero de 1936).
En efecto, el 16 de Febrero de 1936 se conmemora el 75 aniversario del triunfo electoral del FRENTE POPULAR en España, y ello me brinda la oportunidad de reflexionar sobre una de las grandes polémicas del periodo: el fraude de las elecciones, la ilegalidad del gobierno frentepopulista, y el impacto de la violencia política durante la primavera de 1936 sobre la crisis de la democracia republicana. Declarar fraudulentas las elecciones de 1936 y al Gobierno del Frente Popular ilegal era esencial para los propagandistas fascistas que no querían verse involucrados en una postura «revolucionaria» oponiéndose a un gobierno legal y a un régimen establecido. Sin embargo, los argumentos de los franquistas no tendrían ninguna fuerza porque la derecha aceptó la validez de los resultados hasta el estadillo de la rebelión franquista, cuando fue necesario fabricar una historia para justificar la tan injustificada como indeseable Guerra Incivil. Las derechas fueron derrotadas ante todo por sus divisiones internas, su inercia, una tardanza en resolver los problemas fundamentales relativos a la vida económica, por la incomprensión de que dieron muestra la mayor parte de sus dirigentes. De ahí, la importancia del testimonio de PORTELA VALLADARES por cuanto era el personaje clave en la trama ideada por el Presidente de la República, ALCALA ZAMORA, para perpetuarse en el poder.
Desde los inicios del año 1935 la influencia de la CEDA de Gil ROBLES en el gobierno sirvió, entre otras cuestiones, para ir imponiendo la contrarreforma al ignorar y anular en gran medida la legislación referida a las relaciones IGLESIA-ESTADO, a las CONDICIONES LABORALES y, sobre todo, a la REFORMA AGRARIA. La izquierda, con la práctica totalidad de sus dirigentes encarcelados o huidos, muy poco o nada podía hacer, salvo pedir al Presidente de la II REPUBLICA, Niceto ALCALA ZAMORA, que convocara nuevas elecciones, pero este era muy reacio a la disolución del Parlamento por segunda vez ya que podía conducirle a su destitución. Al final, después de entregar a PORTELA VALLADARES el decreto de disolución, lanzaba desde la presidencia de la II República la creación de un nuevo partido de Centro Democrático con la perspectiva de ganar las elecciones utilizando todo el poder y la influencia de su propio gobierno. Sin embargo, la maniobra fracasó estrepitosamente y el centro quedó prácticamente fuera del juego político. De ahí, vuelvo a repetir, la importancia del testimonio de PORTELA VALLADARES quien, desbordado y presionado por la derecha política y militar que le exigían la declaración del estado de guerra, se vería obligado a presentar su dimisión como presidente del Consejo de Ministros, siguiéndole ALCALA ZAMORA que, enemistado con la derecha y la izquierda sería destituido como presidente de la II República.

En la relación adjunta aparece mi güelu, José SAAVEDRA Zapico «José Cantera», dirigente del Sindicato Minero de U.G.T y primer concejal que tuvo el PSOE en el concejo de Aller.
Otro de los argumentos esgrimidos en contra de la victoria del FRENTE POPULAR sería la desproporción entre los votos populares conseguidos por cada partido y el número correspondiente de diputados, pero ello formaba parte del sistema electoral de la época, que tenía por objetivo facilitar mayorías fuertes. De hecho, la derecha unida había ganado las elecciones de 1933, sin haber obtenido una mayoría nacional, contra una izquierda totalmente fraccionada en «capillas». ¿Por qué la derecha no protestó entonces ? ¿Por qué no hizo el mínimo esfuerzo para cambiar el sistema durante los dos años que permaneció en el poder?
Ya en la noche del mismo día 16 de febrero, mientras la calle pedía enfervorizadamente la libertad para los miles de presos políticos, el entonces jefe del Estado Mayor Central del Ejército, general FRANCO, mantenía una reunión con el director de la Guardia Civil, general POZAS, pidiéndole una acción para declarar el estado de guerra. Paralelamente, GIL ROBLES hablaba con PORTELA para pedirle la misma medida, y CALVO SOTELO, en la noche del 17 de febrero, hacía lo propio con el apoyo de FRANCO, aunque sólo consiguieron el estado de alarma, pero FALANGE ESPAÑOLA que, desde su creación siempre fue proclive a instrumentar a las fuerzas armadas en favor de una acción insurreccional, se entrevistaba en la persona de su jefe Jose Antonio PRIMO DE RIVERA con FRANCO para llevar a cabo la sublevación. Sin embargo, en aquella reunión celebrada el 12 de marzo en casa de Ramón SERRANO SUÑER, no se llegó a ningún acuerdo concreto, entre otras cuestiones, porque el general de la voz amariconada estaba más preocupado por el momento propicio. PRIMO DE RIVERA sería encarcelado poco después y desde entonces la incorporación de FALANGE a la conspiración, que no había conseguido ni un sólo escaño en las elecciones de 1936, se haría mediante intermediarios y su interlocutor sería ya el general MOLA «alias El Director». Un telegrama urgentísimo que José Antonio PRIMO DE RIVERA dirigió el 15 de junio de 1936 al general MOLA, contenía una apelación suprema a la rebelión militar: » estoy convencido de que cada minuto de inacción se traduce en una apreciable ventaja para el gobierno. Siempre oí decir a mi padre que si retrasa una hora su golpe de Estado hubiese fracasado…»

Proclamación del «ESTADO DE ALARMA», el 17 de febrero de 1936 por el presidente del Consejo de Ministros, Manuel PORTELA VALLADARES.
La cuestión es que, mucho antes de que el FRENTE POPULAR ganara las elecciones de 16 de febrero de 1936, la derecha golpista ya preparaba la sublevación. Así, tras la REVOLUCION del 34, el ejército había legitimado su intervención en la crisis de Estado, volviendo a resucitar en su seno actitudes pretorianas, alentadas desde mayo de 1935 por la política sectaria de GIL ROBLES y su jefe de Estado Mayor, el general Francisco FRANCO, desde el Ministerio de Guerra, hasta llegar al 11 de diciembre de 1935, cuando el subsecretario FANJUL, ante la inminente destitución de su ministro GIL ROBLES, propuso un levantamiento que fracasaría al no querer cargar nadie con aquella responsabilidad. Ya en los inicios de 1936, volvieron a plantearse los movimientos conspirativos, esta vez en el domicilio del general Emilio BARRERA, con intervención de representantes de la Junta Superior de la sociedad secreta UNION MILITAR ESPAÑOLA (UME), hasta llegar al día 16 de febrero de 1936, cuando una nueva conjura militar con la participación destacada de FRANCO trató de bloquear el proceso de trasmisión del poder al FRENTE POPULAR. De modo que el arranque de la conspiración era muy anterior a la celebración de las elecciones de febrero y su formalización coincide con el arranque de la primera gran espiral de enfrentamientos, a mediados de marzo.
Por lo tanto, aquella cantinela referida a la existencia de un presunto plan revolucionario comunista fijado para los inicios de agosto no fue más que otras de las macabras inventivas de los fascistas militares de FRANCO, la FALANGE, y la Iglesia Católica, Apostólica y Romana para tratar de justificar el sangriento golpe de Estado que acabó en nuestra Incivil Guerra. ¿ Con qué iba a responder el minoritario Partido Comunista de España que, por aquel entonces apenas alcanzaba los tres mil afiliados y tan sólo había obtenido en las listas del FRENTE PUPULAR quince escaños en las elecciones celebradas ? La verdad es que, el tan cacareado «golpe comunista para el primero de agosto» fue el epígono tardío de una maniobra de intoxicación llevada a cabo por la extrema derecha, enfrascada, como estaba, durante la primavera de 1936 en la fabricación de una amenaza revolucionaria que propiciara el clima (a)moral para el levantamiento armado y, una vez desencadenado éste, actuara como baza justificadora de la insurrección preventiva.

Una de las colas para votr en Madrid, el 16 de febrero de 1936, donde se pueden ver carteles intactos de la derecha y de la extrema derecha falangista.
En otro orden de cosas, y siendo verdad la generalización por todo el territorio nacional de una cierta violencia – incluídos los asesinatos del teniente socialista José del CASTILLO, y del lider derechista CALVO SOTELO – sin embargo, el desencadenamiento de la conspiración en absoluto se puede achacar a la izquierda ya que ésta ya estaba en marcha desde hacía tiempo, siendo la conjura la que fomentó la violencia de los grupos políticos, especialmente de FALANGE, interesados en atizar la «estrategia de la tensión». Al respecto, conviene dejar escrito que la UNION MILITAR ESPAÑOLA mantenía contactos con la extrema derecha a través de tres militares retirados: el primorriverista RODRIGUEZ TARDUCHY conectaba con los falangistas; Luis ARREDONDO instruía militarmente a los falangistas y Ricardo RADA, a los requetés. Coincidiendo con la «Carta a un militar español» que José Antonio PRIMO DE RIVERA escribió el 4 de mayo desde la cárcel de Alicante incitando al pronunciamiento – «ante la invasión de los bárbaros no es admisible postular la indiferencia de los militares por la política » -, la policia de Madrid capturaba a pistoleros de la derecha, una amplia lista con todos los nombres de oficiales del Ejército republicanos, que debían ser asesinados.
En definitiva, se puede concluir manifestando que nuestra GUERRA INCIVIL no vino por la violencia empleada por el FRENTE POPULAR, que la hubo y mucho, sino por el fracaso parcial de un golpe militar que se venía fraguando mucho antes de las elecciones de febrero del 36. En contra de aquellos que tratan de justificar el sangriento golpe como remedio a esa «situación de necesidad» abierta por el deterioro del orden público y las huelgas salvajes del momento, les diré que, según los cálculos del mismísimo GIL ROBLES, desde el 13 de mayo al 15 de junio hubo 2,16 muertos por día (48 y 40 cada mes), DIECISEIS veces menos respectivamente que lo que costó diariamente la SANTISIMA CRUZADA FASCISTA.
ANTON SAAVEDRA
Hola Antón.
Lo primero agradecerte esta ventana a la historia de España que tiene detrás mucho trabajo. Gracias.
Estoy leyendo muchos de los artículos que ha puesto, aunque los haya puesto hace mucho. Entre eso y lo que voy investigando me encuentro algo perdido. ¿Y en qué estoy perdido? Pues en concreto en el tema de que trata este artículo, la legitimidad del Frente Popular y el golpe de estado del 18 de Julio. Estoy perdido, de verdad. No me interesa juzgar nada pero me interesan los hechos, saber que pasó realmente. Tengo claro que el 18 de Julio hubo un alzamiento para acabar con la Segunda República pero lo que no tengo claro es quien la defendió. ¿Quienes la defendieron? Y cuándo estaba viva, del 31 al 36, ¿quién la defendió? ¿Quién la cuidó? ¿Quién la amó? ¿Quienes eran realmente demócratas? Tengo algunos nombres en la cabeza que parece que sí, que la defendieron, la acataron, la cuidaron… fueron demócratas. Son muy pocos. Me gustaría saber si hay más.
Ud. dice en este artículo, en resumidas cuentas, que el gobierno que salió de las urnas del 36 era legítimo y democrático, o eso he entendido yo, pero yo leo cosas y me entran dudas. Muchas. Quizá mi visión de 2013 no pueda aplicarse a 1936. Me encantaría que comentásemos a ese respecto algunas citas que le voy a dejar:
1- Francisco Largo Caballero en Mayo de 1936 sobre su propia coalición: “Cuando el Frente Popular se derrumbe, como se derrumbará sin duda, el triunfo del proletariado será indiscutible. Entonces estableceremos la dictadura del proletariado, lo que… quiere decir la represión… de las clases capitalistas y burguesas”.
2- Francisco Largo Caballero en 1933: «Vamos, repito, hacía la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia…»
3- En vísperas del golpe de estado de Octubre del 34 en El Socialista: «Renuncie todo el mundo a la revolución pacífica, que es una utopía; bendita la guerra». Es una cita que tiene en uno de sus artículos.
4- Indalecio Prieto en el 34: «Guerra de clases, odio a muerte a la burguesía criminal…»
Aparte de las citas están los hechos. Ud. explica con detalle lo del Turquesa y la revolución del 34. También están los asesinatos en los que la responsabilidad está tan, tan cercana a líderes del PSOE. Bueno, lo dicho, que estoy perdido. Le agradezco que lo comentemos y yo aclare ideas.
De nuevo gracias.
Un saludo.
A la memoria de mi güelu, José SAAVEDRA ZAPICO «José Cantera», un socialista auténtico y un mineru de primera quien, después de haber sido juzgado en el CONSEJO DE GUERRA del 14 de julio de 1938 y condenado a muerte – posteriormente conmutada por treinta años de cárcel -, por su lucha contra las tropas de FRANCO en la REVOLUCION DEL 34 y en la INCIVIL GUERRA ESPAÑOLA de 1936, falleció en un maldito accidente ocurrido en la Mina Victoria de Aller, el 12 de mayo de 1949, cuando trabajaba para sacar a ESPAÑA de la miseria y paliar su terrible hambruna. Otros, los traidores, prefirieron «MIRAR AL MAR» y huyeron despavoridos con sus familias hacia los escondrijos preparados con antelación en México y en otros lugares del mundo para seguir viviendo opíparamente de los tesoros robados al pueblo español.
Mi güelu fue dirigente del SINDICATO MINERO ASTURIANO DE U.G.T. y concejal socialista del PSOE en el concejo de Aller. Desde aquí te envio un besu muy grande en agradecimiento de la lucha que siempre mantuviste en defensa de los trabajadores, especialmente de los mineros…