
HONVED de Lada en el Campo del Rosal.- De izquierda a derecha(por arriba): Veli «Toriau», Tinin «churra», Gallo, Zapico, López «Tuti el negro», Coello; (agachados) Dolfi, Jamart, Choni, José «fonta» y Luisma «Didí».
“En el fútbol yo he aprendido mucho más sobre la conducta humana y sobre la ética de los hombres que en casi otro lugar (A. Camus).
Resulta muy difícil encontrar alguien que no haya jugado al fútbol. Pegar patadas a un balón es algo muy básico, casi instintivo, quizá por eso una cosa tan simple sea uno de los principales entretenimientos de los pueblos. Sin embargo, de un tiempo acá vienen creciendo las críticas que van más allá del famoso “el fútbol es el opio del pueblo”.
Según algunos intelectuales, el pueblo cuando se trata de fútbol piensa con los pies en vez de pensar con la cabeza, tal como se dice vulgarmente de una forma despectiva. Para ellos, cuando se trata de fútbol, el instinto animal se impone sobre la razón humana, como si este hermoso deporte nos deshumanizara, pues estos intelectuales desesperanzadamente conservadores afirman que es el fútbol donde la ignorancia se impone a la cultura como si el deporte no fuera cultura, jactándose incluso de su intelectualidad para tratar a los amantes del fútbol de chusma cuando no de cosas peores. Según los intelectuales de izquierda, el fútbol opera en desmedro de la conciencia de clase sumiéndolo en una pobreza de alma de la que nunca escapará, sosteniendo que el fútbol va en contra de todo avance y progreso. Sin embargo, el marxista italiano, Antonio GRAMSCI, tal parece que haya jugado al fútbol cuando se refiere al mismo como “el reino de la lealtad humana ejercida al aire libre”, por lo que pienso es preferible quedarse con estas palabras y no con las de aquellos y aquellas que repudian algo que desconocen en la realidad.

Monchin, López «Tuti el negro» y Choni, tres futbolistas de la barriada minero-siderúrgica de San José de Lada, con el equipo del Caudal de Mieres.
En cierta ocasión, allá por el año 1994, un periodista preguntó a la teóloga alemana Dorothe Söller: ¿ Cómo explicaría usted a un niño lo que es la felicidad ? No se lo explicaría – respondió -, le tiraría una pelota para que jugara…, y esa fue nuestra felicidad en aquellos tiempos duros y difíciles de la dictadura franquista en las barriadas minero siderúrgicas de San José, Pilar y Meriñán de Lada, jugando los “guajes” con cualquier cosa que se pareciese a una pelota mientras nuestros mayores luchaban contra la dictadura franquista para arrancarle mejores condiciones de vida y de trabajo hasta alcanzar la libertad y la democracia del pueblo español, no en vano nuestro barrio minero siderúrgico fue una de las principales vanguardias del MOVIMIENTO OBRERO ESPAÑOL.
Y, fue allí, en aquel campo de El Rosal, rebautizado como nuestro particular MARACANA de Lada, en la más osada manifestación de rivalidad con el gran estadio de RIO JANEIRO, escenario de aquel legendario gol de ZARRA ante los ingleses, el 2 de julio de 1950, donde se hicieron futbolistas que hoy podrían conformar un equipo de primera división con: Nieves; Monchín, Coalla, Tinín, Choni, Gallo; Dolfi, Luisma “Didí”, Roberto, López “Tuti el negro” y Jamín Mortera, para jugar en el MARACANA brasileiro. Y, fue allí, de entre estos y otros “guajes”, de donde salieron afamados médicos especialistas e ingenieros para las minas y las fábricas, abogados y jueces, matemáticos, químicos, dirigentes sindicales a nivel internacional y, sobre todo, trabajadores de la mina, la construcción y la metalurgia de reconocido prestigio, no sólo en España, sino en todo el mundo.

Guajes del barrio minero-siderúrgico de Lada en el campo de El Rosal, celebrando el título de campeones del torneo infantil del concejo de Langreo…
Es verdad que los orígenes del fútbol se remontan a la Inglaterra victoriana – clase obrera y el fútbol comparten origen: ambos nacieron en el Reino Unido – que, poco a poco, iría generando la creación de clubs entre las clases más poderosas, a la vez que tratando de exportarlo a varios países, caso concreto de España, donde su presencia en las Minas de Rio Tinto en Huelva, no solo daría lugar a numerosos y graves conflictos laborales, con la asunción de una fortísima y concienciada organización obrera y la creación del decano del fútbol español – el Recreativo de Huelva -, pero si existe un país que se distinga por su gran afición al fútbol, ese es la Argentina de los Pedernera, Lebruna, Di Stefano, Maradona o Messi… y aquí nos encontramos con una de las primeras vinculaciones del mundo del deporte y el movimiento obrero, donde el origen de algunos equipos como el ARGENTINA JUNIORS no deja de ser curioso, al haber nacido en los barrios porteños de La Paternal y Villa Crespo, allá por el año 1904, llamándose CLUB MARTIRES DE CHICAGO, en homenaje a los obreros anarquistas ahorcados en el 1º DE MAYO, siendo también el 1º DE MAYO el día elegido para dar nacimiento al CLUB CHACARITA, bautizado en una biblioteca anarquista de Buenos Aires.

El 14 de agosto de 1904, un grupo de amigos vinculados por sus ideas socialistas y anarquistas que se destacaban ampliamente jugando al fútbol disputan un encuentro entre sus respectivos equipos: Sol de la Victoria y Mártires de Chicago, éste último nombre elegido para conmemorar a los obreros fallecidos en la Revuelta de Haymarket, quienes dieron origen al 1º de mayo como día Internacional de los Trabajadores. El encuentro se disputó en un potrero que se encontraba en las inmediaciones de donde actualmente está el monumento al Cid Campeador.
Es innegable que el fútbol de élite, la industria del fútbol, se ha convertido en un negocio. Es más, se ha convertido en una fachada tras la cual se realizan negocios de lo más inmorales, fraudes millonarios a la hacienda pública, impagos a la seguridad social… Pero, ¿ Por qué renunciamos a plantear batalla ? ¿ Por qué cedemos el fútbol al enemigo en vez de tratar de reapropiárnoslo, como en aquellos mejores y felices tiempos pegando patadas a un balón por los campos del ROSAL, Torre de los Reyes o Ganzábal, sobre todo cuando sabemos que el fútbol de los negocios, el mediático, no representa ni siquiera el uno por ciento de todo el fútbol ? ¿ Por qué caemos en la trampa, y llamamos “el fútbol” a esa industria futbolera en la que el balón es lo de menos ?
El fútbol, tal y como siempre lo concebí desde mi niñez en la Barriada de Lada, es una actividad cultural, en tanto y cuanto aglutina un conjunto de saberes, creencias y modelos de conducta social, con un trasfondo serio, como las competiciones de temporada, en las que los “guajes” y jóvenes de un pueblo, zona o calle de barrio, tratan de apoderarse por la fuerza de un talismán guardado y defendido con la misma fuerza por los “guajes” y jóvenes de otro pueblo, zona o calle de otro barrio. El talismán permanece guardado dentro de la portería del equipo contrario, y penetrar en ese recinto de la propiedad ajena, en el templo sagrado del “otro”, para robarle lo más querido y salir corriendo con una alegría salvaje en el rostro es el objetivo, es el gol que los contrarios han logrado, dentro de las reglas de un juego. Tal y como dejaría señalado el escritor Javier Marias, “el fútbol es la recuperación semanal de la infancia”, una mezcla de sentimentalidad y sano salvajismo, una escuela de comportamiento y nostalgia, y la escenificación de la épica al alcance de todo el mundo. Y vemos el fútbol como lo que seguramente es, en el fondo, para millones de aficionados a los que nos gusta el fútbol: un espectáculo que quizá merezca la pena tomarse en serio.

HONVED DE LADA.- ¡ Cuántas veces ví tendidas estas camisetas rojas con raya diagonal blanca y los pantalones negros, tendidas en los tendales de mi patio después de ser lavadas por Alicia, la madre del CHUTU, dueño de las camisetas ! : De izquierda a derecha: Casin; Falin, Choni, Pipi, Coalla, Kopa, CHUTU; Manchego, Luis, Chus Yumbo, Roberto y Zurdo ( El guaje ye Julin, hijo de Pepita y Manolin).
A modo de conclusión, este deporte tan masivo en el mundo entero, tal y como ha quedado dicho, sentó con gran arraigo popular, coincidiendo con la aparición de las primeras organizaciones obreras en los principales pueblos y ciudades de los principales centros industriales, caso muy concreto de nuestro pueblo langreano de Lada, donde la clase trabajadora comienza a advertir las inhumanas condiciones laborales y de vida de la proletarización, y se van registrando las primeras iniciativas de lucha y resistencia declaradas contra el capitalismo en forma de dictadura fascista. Así van naciendo las sociedades de resistencia, bibliotecas y clubs deportivos, presentándose como la mejor opción para la socialización de la clase trabajadora, como una excusa para el encuentro, la solidaridad y el autorreconocimiento como clase, además de poner en práctica principios modernos de regeneración de los pueblos, formando hombres y mujeres moral, física e intelectualmente íntegras para seguir luchando contra la explotación capitalista, así como contra la droga en sus distintas formas y otras lacras que nos llevan a la mayor de las miserias.

El AGUILA de Lada en el campo de EL NALON de L’Entregu (1964).- (De izquierda a derecha por arriba): Nieves, Antón Saavedra, Nacho, Carlos, Jamart, Iván, Lauriño; (Agachados) Dolfi, Suárez «máquina», Noriega, Pruden y Coello.
Anton:Eres un crack. Te envío un saludo.