VINDORIA, LA CUESTA DE LOS FUSILAMIENTOS.

PLACA EN EL MONOLITO con los nombres de les fusilaes y fusilaos en la «CUESTA VINDORIA» el 26 de noviembre de 1.937, inaugurado el 16 de Abril de 2.010…

» Fue una noche de noviembre,

y con una gran nevada,

relucían los fusiles,

en la cárcel de LAVIANA (…)

Estaban todos borrachos, 

los que fusiles traían, (…)

Marcharon hacia «VINDORIA»

hacia «VINDORIA», marchaban,

cinco mujeres, tres hombres,

todos ellos de LAVIANA, 

allí quedaron sin vida,

con la boca amordazada, 

por aquellos criminales, 

que ARRIBA ESPAÑA, gritaban (…)

SARA MONTES, hija de Luis Alonso «El de la carretera». (Buenos Aires, el 21 de enero de 1.970).

Apenas habían entrado las tropas triunfales de FRANCO en Pola de Laviana, tal y como se recoge en el periódico ABC de 21 de octubre de 1.937:«… que desde Rioseco han llegado por una parte hasta cerca del pueblo de Condado y por otra han ocupado la Marea…», cuando comenzaba a ponerse en práctica la Instrucción Reservada Base 5ª, firmada el 19 de julio de 1.936 por el general cubano y cabecilla de la rebelión, Emilio MOLA Vidal «EL DIRECTOR»: «Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros . Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado.»

«…la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo (…) serán encarcelados todos los directivos de los Partidos Políticos, Sociedades o Sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas». (MOLA Y FRANCO en Burgos, el 27 de agosto de 1.936)

¡ NO !, no se trataba de acabar con el ejército republicano ni de acabar con el gobierno legítimamente constituido de la II REPUBLICA, ni siquiera se trataba de acabar con la democracia, sino de EXTERMINAR  todo movimiento social emancipador, mediante un plan muy preconcebido que incluía el uso de la violencia y el terror para la implantación de un nuevo ESTADO TOTALITARIO Y FASCISTA, donde las detenciones, las torturas, las desapariciones y la eliminación física de las personas conformaron el instrumento básico para su ejecución, y donde la FALANGE y sus somatenes jugaron el denigrante papel de, no solo delatar y señalar a las personas que estimaban debían ser «paseadas», sino el de auténticos ASESINOS en la retaguardia.

«Se llamaba JOAQUINA ANTUÑA MORAN «PACA la francesa», tenía 33 años y era trabajadora de Chocolates MAYIN, pero la mataron por coser los uniformes de los milicianos y por ser hermana de tres de ellos», tal como me confirma su sobrino y amigo mío Victor RIVERA ANTUÑA, pero recogeré también el testimonio escrito de su otro sobrino en Francia, Victor ANTUÑA, aparecido en el libro de Rosa Alvarez sobre «EL CRIMEN DE VINDORIA»: «No la veo, será por vergüenza, cuando le dieron aceite de ricino, cuando en la cárcel de LAVIANA le pegaron y la torturaron, arrasando su dignidad de mujer (…) Pero si la veo, apretando las rejas, indefensa, con sus puños, en aquel infierno de miedo, ilustrado de crímenes (…) La veo, maniatada, con las otras víctimas, rodeada de fusiles y uniformes borrachos, en ese camión que iba para VINDORIA (…) La veo en aquel camión que, corría bajo la nevada y el frio y que se paró en aquella escombrera desolada de VINDORIA (…) Allí dejaron los cadáveres un par de días para que el terror se meta bien por la cabeza (…) Y sí que veo a mi abuela, cuando dieron permiso, abalanzarse entre los carbones sobre el cuerpo, gritando de pena, desconsolada ¡ MI PACA ! ¡ HIJA MIA ! ¿ QUE TE HAN HECHO, MI VIDA ?

Ese «Dios guarde a V. muchos años» que aparecía cerrrando los escritos franquistas, mejor se hubiera ocupado de evitar aquel CRIMEN DE ESTADO cometido por los fascistas, en vez de haber colaborado ¡ Y de qué manera ! en aquella «SU» CRUZADA…

Ya en el verano de 1.936 la figura heróica de la miliciana se había convertido en el símbolo de la movilización del pueblo contra el fascismo, apareciendo sus imágenes en los carteles, enfundadas en sus monos azules como representación del sentir obrero de un pueblo enfrascado en una lucha por la libertad. Lógicamente, aquella decisión de participar en el combate venía motivada por el deseo de defender los derechos políticos y sociales que habían adquirido durante la II REPUBLICA y a demostrar su repulsa al fascismo. Sin embargo, pasados esos primeros meses del Alzamiento NaZional , el papel de la mujer con la típica imágen de la miliciana desaparecía de los carteles para dar paso a esa otra mujer heroína en la retaguardia, una imágen que llegó a ser un factor importante en las estrategias para movilizar a las mujeres hacia la causa antifascista, lanzándose desde este ámbito a esfuerzos que iban desde trabajar en fábricas de municiones al voluntariado en servicios sociales, hospitales de sangre, campañas educativas, proyectos culturales y actividades de apoyo a «los del frente», desarrollando un papel decisivo en la resistencia civil al fascismo, hasta el punto de que se puede afirmar que era la vanguardia de la retaguardia.

Pero aquel arquetipo de mujer libre y emancipada que había comenzado a extenderse durante la segunda república chocaba frontalmente con el propósito del franquismo y de la iglesia en la búsqueda de su mujer naZionalsindicalista, reglamentada, formada y educada en los principios de la Sección Femenina de F.E.T. y J.O.N.S. y de la Acción Católica, para lo que era necesario acallar todo afán de rebeldía y de poder vivir su propia vida. Para el nuevo régimen fascista, el papel de la mujer tradicional era imprescindible para el logro de una mujer que supiese dar armonía al hogar y que fuera la base para una nueva familia cristiana, que, junto al sindicato vertical y el municipio, debía ser un pilar fundamental en la construcción del nuevo Estado fascista.

Maria de los Angeles Norniella Rebollada «Luisa la Cucharona». Adscrita al Socorro Rojo Internacional y destinada en el hospital de sangre de Pola de Laviana cuando fue detenida: «SI PARA GANAR LA GUERRA TENEIS QUE MATAR MUJERES, AQUI ME TENEIS», cuentan quienes la conocieron que les dijo a sus asesinos cuando iban a fusilarla…

Así, mientras en la zona republicana, las milicianas simbolizaban el heroismo de la resistencia popular frente a los militares sublevados, en los territorios ocupados eran tomadas como mujeres feroces, monstruosas y escasamente femeninas, rasgos que aplicaban a todas las mujeres que no habían mostrado una «afección» al AlZamiento Nacional o que simpatizaban con la segunda república, presentando para los naZionales un potencial subversivo, al que debían de vigilar, neutralizar y arrojar al ostracismo más represivo, siendo el «rapado» de la mujer republicana toda una experiencia de género explicable en el marco de la represión fascista, hasta el punto de que una vez «rapada» era paseada por las calles y exhibida en la plaza pública delante de la iglesia, no sin antes ser forzadas a la ingesta de aceite de ricino para que la mujer perdiera totalmente el dominio de su cuerpo, produciéndoles todo tipo de diarreas y vómitos, tratando de indicar la voluntad de recuperación de las mujeres, destinadas a plegarse a las nuevas normas dictadas por el nuevo régimen fascista y su Iglesia católica apostólica y romana.

Esos fueron los «cargos» esgrimidos por los asesinos de aquellas personas – cinco mujeres y cuatro hombres – «sacadas» en el frio amanecer de aquel maldito 26 de noviembre de 1.937 de la cárcel de LAVIANA en aquel camiòn que, teniendo como destino la cárcel de OVIEDO, se detuvo en la escombrera de VINDORIA donde, después  de bajar a sus ocupantes a «empujones y culatazos», fueron fusilados. Previamente, cuando el camión abandonaba la calle ATRAS de LAVIANA, uno de sus ocupantes, JOSE SUAREZ CORTE «CHALANA», lograría zafarse de la vigilancia, lanzándose del camión para darse a la fuga, pero uno de los asesinos se daría cuenta de la huída  y salió a su «caza», hasta ser alcanzado muy cerca de la estación del ferrocarril, donde sería muerto por los golpes recibidos en la cabeza con una llave de las que se utilizaban para reparar las vías, dejando su cuerpo allí tirado, prosiguiendo los asesinos su camino en el camión de la muerte.

Rosario Montes Estrada «ROSARIO LA DEL PRAU NUEVU», casada con el labrador y transportista de madera y carbón Ramón Suárez. Tenía seis hijos y estaba embarazada de ocho meses cuando fue detenida y brutalmente torturada en el cuartel de Barredos y cárcel de LAVIANA, hasta ser una de las «PASEADAS» aquel maldito 26 de noviembre de 1.937…

Allí quedaron sus cuerpos esparcidos entre la nieve, sobre una capa roja de sangre encima de aquel aquel claro negro de carbón, a los que, desde el día 16 de abril de 2.010, han quedado inmortalizados para la MEMORIA HISTORICA en el monolito de piedra levantado a la sombra del mítico POZO MARIA LUISA, donde se llevó a cabo el asesinato de aquellas ocho personas que entregaron sus vidas en su lucha POR LA LIBERTAD Y LA DIGNIDAD HUMANA: Julia Morán Sánchez «JULIA RICO» (1.896-1.937), militante socialista y activista por la libertad y por la igualdad entre sexos, teniendo que lidiar a lo largo de su trayectoria política la propia incomprensión de algunos de sus compañeros del PSOE que no aceptaban en un principio el protagonismo que la II REPUBLICA les daba en temas, por ejemplo, como la aprobación del sufragio universal, donde la mujer votaba por primera vez en España; Jesusa Alonso Cantora «CHUCHA LA DE BLAS» (1.917-1.937), militante de las Juventudes Socialistas Antifascista que, desde el primer momento de la sublevación fascista  se puso a disposición de la II REPUBLICA para trabajar en la vanguardia de la retaguardia; Joaquina Antuña Morán «PACA LA FRANCESA» (1.904-1.937), activista social con participación en toda clase de actividades culturales en Pola de Laviana, que durante la sublevación fascista prestaba su trabajo en las dependencias del taller de ropa para los soldados republicanos, habilitado en el local que estaba encima del Café de Dionisio de La Pola; Maria de los Angeles Norniella Rebollada «LUISA LA CUCHARONA» (1.918-1.937), activista del Socorro Rojo Internacional (SRI) que participaba en todo tipo de colectas a favor del hospital de sangre, instalado en un edificio incautado que se conocía por «la farmacia de la calle Atrás», donde las jóvenes se organizaban para conseguir alimentos para el hospital, material sanitario y todo aquello que pudiera servir para atender a los soldados republicanos heridos; Rosario Montes Estrada «ROSARIO LA DEL PRAU NUEVU» (1.898-1.937), su único delito fue no ponerse al lado de los sublevados fascistas, siendo su marido Ramón Suárez quien abonó una gran cantidad de dinero a los carceleros extorsionadores que exigían fuertes sumas de dinero por la libertad de las personas pero, estos bandoleros y asesinos, incumplieron el trato y «ROSARIO LA DEL PRAU NUEVU» fue asesinada en aquel frio amanecer del 26 de noviembre de 1.937.

Luis Alonso Alonso «LUIS EL DE LA CARRETERA»: tras su muerte, el cinismo de los asesinos alcanzó tal grado de hijoputismo que, en el BOPA de 18-01-1.938 seguían apareciendo requisitorias criminales»Bajo apercibimiento de ser declarado rebelde y de incurrir en las demás responsabilidades legales de no presentarse…» ¿ Cómo se iba a presentar Luis , cuando habían sido ellos quienes lo habían fusilado en VINDORIA el 26 de noviembre de 1.937 ?

Pero, el exterminio anunciado por los generales sublevados contra la legalidad constitucional quedaba claro que, no sólo afectaba a los que habían defendido la II REPUBLICA, caso concreto de nuestras mujeres en la vanguardia de la retaguardia republicana, sino que también afectaba a todas aquellas personas que no hubieran secundado el golpe de Estado fascista causante de la TRAGEDIA española, afectando a familias de la zona rural, más o menos acomodadas, cuyo único delito había sido su contribución al abastecimiento republicano, como fueron los casos de Luis Alonso Alonso «LUIS EL DE LA CARRETERA» (1.882 – 1.937), un labrador acomodado que compaginaba las labores del campo con otras actividades mineras, además de regentar su negocio hostelero en la localidad lavianense de MUÑERA. No se le conoce afiliación política a ninguna organización, si exceptuamos su pertenencia al Sindicato de Labradores o el desempeño de la alcaldía de barrio durante el mandato del reformista Manuel González, allá por el año 1.916. «Sacado» por los falangistas de su casa a mediados de noviembre de 1.937 para ser trasladado a la cárcel de Laviana, donde sería salvajemente torturado, sería otro de los «PASEADOS» en el camión de la muerte que se detuvo en la cuesta VINDORIA; Andrés Avelino Hevia Díaz «EL NENE», nacido en Argentina, se había instalado en EL CONDADO de Laviana allá por el año 1.919, logrando la plaza de conserje en el Ayuntamiento de Laviana, trabajo que complementaba con su militancia en las Juventudes Socialistas, también tendría como destino la escombrera de VINDORIA, donde sería fusilado junto con sus otros compañeros y compañeras; y José Suárez Rodriguez «PEPE TORIBIO» (1.887 – 1.937), emigrante en Cuba, y habiendo acumulado una pequeña fortuna había regresado a su terruño de SOBRESCOBIO, donde construyó un hermoso edificio colonial en el pueblo de RIOSECO que todavía existe al día de hoy, nunca se le conoció afiliación partidista ni actividad politica alguna, salvo que en su casa fuera instalado el Comité de Guerra de los republicanos, aunque posteriormente los fascistas lo utilizaran como su cuartel general. Lo único cierto a la fecha es que «PEPE TORIBIO» sería «PASEADO» en el camión de la muerte que se detuvo en aquel frio amanecer del 26 de noviembre de 1.937 en la escombrera de VINDORIA, para que los fascistas sublevados pudieran fortalecer «SU» sentido patriotico por la Gracia de Dios y la Bendición de la Santa Cruzada católica apostólica y romana.

ANTON SAAVEDRA